7.11.06

As tentaçoes

Hoy, en una nueva entrega de nuestra de nueva sección "¿Cómo carajo se dice?", veremos el ambiguo, o al menos vago, o al menos confuso (o causal de confusiones) uso del término "tentaciones", y sus derivados: el queso, la manteca, la ricota, ah, no... ésa es la leche.
Bueno, es que no me acordaba cómo carajo se decía, y estando quizá relacionado con el término que trabajaremos hoy...

Pasemos, pues, a un primer ejemplo jóvenes y mayores de 24 años que forman parte del alumnado:

Lento en mi andar callejero,
viso una bella muchacha.
Llama Satán, y no puedo
contener la risa, que escapa.


Veamos, alumnos: aquí, este trozo de poesía que he logrado sin otro propósito que el corriente, puede quizá dársenos como incoherente, pero puede también volvérsenos infinitamente coherente al interrogar el pasado en busca de un mismo nacimiento del término "tentación" que llama a dos situaciones o estados diferentes.

Veamos otro ejemplo:

Entiéndame, señor cura,
usted querrá instruirme:
he cometido diabluras
y no puedo más que reírme.

Ya que no podemos, desde nuestra humilde posición, dar a conocer no coercitiva pero sí autoritariamente un nuevo término que apañe uno de los dos significados con los que corre el término hoy estudiado, nos daremos inmediatamente por vencidos. Y digo humilde posición porque, ya todos lo saben, nunca han encontrado una rata con demasiado dinero o demasiado orgullo... ¡Opa!, ya tengo el próximo término a trabajar.

Adiós, adiós personas de la tercera edad y menores de 24. Nos encontraremos cuando vuelva a preguntarme sobre palabras que tengan dos... dos... ¿cómo carajo se dice?

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